martes, 30 de marzo de 2010
EL BANCO CENTRAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) no es sino la Sucursal Argentina del Sistema Financiero Global, que se maneja desde el Banco de Descuentos Internacionales de Basilea (llamado también el Banco Central de los Bancos Centrales) que es el que define todas las políticas monetarias de los países saqueados por el Imperialismo Internacional del Dinero.
En consecuencia, los altos directivos actuales del BCRA son solamente los gerentes de una sucursal que, cuando son ascendidos, ocupan cargos en otras dependencias de las estructuras que manejan los miembros de la llamadas 300 familias más ricas del mundo, que son los accionistas que controlan la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco de Inglaterra, el Banco Central Europeo y otros pocos bancos más, cuyos empleados jerárquicos, a su vez, integran el directorio del Banco de Basilea que controla a nuestro Banco Central, integrando un sistema de personas que podemos designar como Ellos, utilizando la designación de Oesterheld en El Eternauta para designar a los invasores que hacían llover las cenizas mortales sobre los argentinos.
¿QUÉ PODRÍAMOS HACER SI EL BANCO CENTRAL FUERA DE LOS ARGENTINOS?
Para empezar deberíamos emitir una cantidad de dinero equilibrada con nuestro PBI, como cualquier país normal, y eso será mucho menos que lo que emite Estados Unidos que lanzó el 340% de su PBI, y menos del 115% que emite Japón, ni siquiera el 96% que emite el Banco de Inglaterra.
No necesitamos tanto.
Aquí deberíamos emitir el 80% de nuestro PBI, que es una proporción normal.
Eso debería ser así si el Banco Central fuera de los Argentinos, pero como es de Ellos, nuestro BCRA emite ¡el 16%! de nuestro PBI, o sea la quinta parte de lo haría falta emitir.
¿Por qué Ellos hacen esto?
Lo hacen para que el dinero argentino sea un bien escaso, y en consecuencia, como cualquier bien escaso, se puede subir el precio, y este no es otro que la Tasa de Interés.
Así mientras en los países normales, la tasa de interés fijada por el Banco Central actualmente oscila entre 0% y 0,5%, en la Argentina la misma tasa básica es de 16%.
¿Cuáles son las consecuencias de esto?
1º: Cuando el Gobierno necesita fondos, en lugar de emitir dinero, emite Bonos, por los cuales debe pagar interés a los prestamistas (llamados inversores, que no son otros que los mismos bancos internacionales a través de miles de canales diferentes). Si el dinero fuera abundante y suficiente, no haría falta pedir prestamos y emitir esos pagarés llamados Bonos, que sirven para incrementar nuestra “Deuda Eterna”.
2º: Por su lado las empresas productivas de los argentinos y cualquier consumidor local, deben pagar intereses anuales por sus préstamos entre el 18% y el 35% anual, mientras las empresas multinacionales consiguen fondos a una tasa del 2% al 3%, procedimiento gracias al cual se han apoderado de grandes empresas argentinas fundidas por falta de financiamiento normal.
3º: Al haber poco dinero circulando, se disminuye el consumo, al disminuir el consumo, se restringe la demanda, al haber menos demanda, la producción no crece, o sea que no demanda nuevos puestos de trabajo, crece la pobreza y se instala la miseria con su secuencia de destrucción de mentes y cuerpos por desnutrición, drogas y violencia, comprometiendo nuestro futuro.
4º: Al mismo tiempo, las empresas multinacionales o los sectores exportadores que tienen beneficios extraordinarios llevan sus divisas al extranjero, porque consideran que nuestro sistema bancario no es confiable, recordando como los robaron al iniciarse este siglo.
QUÉ DEBEMOS HACER SI RECUPERAMOS EL CONTROL DE NUESTRO SISTEMA MONETARIO
Son pocos cambios, pero fundamentales:
· Llevar la emisión al nivel normal del 80% de nuestro PBI, o sea que por cada peso que se emite actualmente debemos emitir 4 pesos más. Y como nuestro PBI es de algo más de 1.050.000 millones de pesos, y la emisión actual de unos 160.000 millones, para llegar al 80% del PBI, deberíamos emitir 680.000 millones de pesos adicionales. O sea triplicar los fondos destinados a desarrollar nuestra economía.
· Al realizar esto todos los años se hace crecer en forma muy importante el PBI (o sea el indicador de la creación de riqueza nacional), con lo cual se puede aumentar la emisión en la misma proporción.
· Esto convierte al dinero en un bien abundante, con lo cual su precio, o sea la tasa de interés, disminuirá al nivel de los países centrales. Para mantener el equilibrio es necesario que las empresas multinacionales se sigan fondeando en sus países de origen, y los sectores exportadores consigan sus fondos en los países que compran sus productos.
· Establecer una tasa de cambio en base a la Paridad de Poder Adquisitivo (PPP por sus siglas en inglés), de acuerdo a los parámetros definidos por el Banco Mundial, con lo cual el precio aproximado de los dólares estadounidenses debería ser de 2 pesos por dólar, tal como surge del Informe de Desarrollo Humano 2009 de la ONU.
· La actual devaluación del peso está instalada para que las empresas multinacionales paguen la mitad por la mano de obra y las materias primas argentinas y también permite que se afirme la alianza del sector financiero con los sectores agro-exportadores, los partidos políticos que los representan y los medios de difusión que engañan al pueblo con información falseada.
· Instalar un mecanismo que impida que esta enorme inyección de liquidez se destine al sector especulativo, destinándola exclusivamente al sistema productivo, cuidando que este financiamiento impulse el equilibrio entre la producción, la distribución y el consumo.
La emisión de estos pesos en una Segunda Moneda Inconvertible es el mecanismo más sencillo para controlar que estos 680.000 millones se destinen a crear riqueza en el mercado interno, fomentando el consumo e impulsando la expansión inmediatamente de la producción para sustituir importaciones.
Este shock de demanda debe ser acompañado con un eficiente sistema represivo del agio y la especulación, que abra y cierre los mercados externos en la medida que alguien quiera aprovecharse de la mayor demanda sin producir más, sino simplemente aumentando los precios.
Esta masa monetaria de dinero inconvertible debe ser emitida y su circulación controlada por un ente financiero diferente al BCRA, o sea la Sucursal Argentina del Sistema Financiero Global. Este organismo debe ser por ejemplo el Consejo Federal de Inversiones, que es controlado por los Gobernadores de todo el país.
Esta forma de monetizar las provincias terminaría con el forcejeo de los bienes escasos que se coparticipan actualmente, generando un “Federalismo Monetario” cuyo planeamiento y control deberá quedar a cargo del Gobierno Nacional, pero la aplicación de los fondos así planificados, debe quedar en manos de cada gobierno provincial y de los municipios de todo el país, girando más fondos de acuerdo a su nivel de pobreza relativa y la cantidad de población que tenga cada provincia o municipio, las obras de infraestructura o nuevas poblaciones que necesite, de acuerdo a su solicitud en el Plan de Desarrollo.
Esta moneda inconvertible debe ser administrada por las sucursales locales del Banco de la Nación Argentina, para mantener un control eficaz sobre el uso de estos fondos, evitando los nidos de corrupción y despilfarro.
Como medidas inmediatas se debe:
Lanzar u aumento masivo de los sueldos en esta moneda, tanto para los organismos estatales como para las empresas privadas, a lo cual debe agregarse
Una disminución de la jornada laboral que obligue a tomar más personal, eliminando cualquier forma de trabajo informal.
Facilitar el acceso al financiamiento barato para las empresas productoras de bienes y servicios nacionales, a lo cual debe agregarse un programa masivo de obras capaces de generar puestos de trabajo inmediatos.
Se deben priorizar las inversiones en sistemas que generen puestos de trabajo permanentes, la creación de vivienda y el desarrollo de la infraestructura integradora de todas las regiones del país.
Se deben estatizar y/o entregar a instituciones de la comunidad de todos los sistemas de distribución (para impedir que generen inflación aumentando los precios ante la mayor demanda),
Con estos fondos se pueden recomprar todas las empresas de servicios públicos, retomar el control de los puertos, aeropuertos y fronteras en general,
Desarrollar y modernizar los sistemas de comunicaciones, transportes, energía y
La producción local de bienes básicos (acero, transformación alimentaria, cemento, minería, pesca, maquinaria productiva, etc.) que son recursos estratégicos que no pueden quedar en manos extranjeras o de sus personeros locales.
Debemos poner en marcha un Plan de Desarrollo Estratégico para los próximos Siete Años destinado al desarrollo productivo equilibrado de todo el territorio nacional, que:
Reagrupe las poblaciones en nuevos emplazamientos que brinden trabajo estable, viviendas, calidad de vida e infraestructura compleja,
Facilitar las migraciones internas destinadas a despoblar los actuales cinturones de pobreza de las metrópolis, ofreciendo mejor calidad de vida en los nuevos asentamientos.
Reconstruir la infraestructura nacional, con empresas modernizadas y potentes capaces de desarrollar transportes, comunicaciones, energía, riego, etc. adecuados a nuestras necesidades.
Crear una organización destinada a recibir una inmigración masiva de los países sudamericanos hispanohablantes y la inmigración calificada de Europa, que buscará las oportunidades que la crisis está eliminando en los país hoy industrializados, y que deben ser insertados donde sean más útil para nuestro país, o sea en el sector de producción de bienes, servicios y conocimientos adecuados a sus capacidades.
Debemos librar también la batalla demográfica, pues una población de 100 millones de argentinos prósperos nos sentará en la mesa de las grandes decisiones mundiales.
Debemos definir un Plan Ambiental que proteja nuestros recursos naturales, en especial la calidad del agua y la tierra, y un
Programa dinámico e inmediato de realización de las grandes obras postergadas, tales como el aprovechamiento integral de las cuencas de los ríos Bermejo-Pilcomayo, el control de crecientes de la cuenca del Río de la Plata, la incorporación productiva de río Salado de Buenos Aires, y debemos participar en el Plan de Unión de las cuencas de los grandes ríos suramericanos: De la Plata, Amazonas y Orinoco.
Crear una Troncal Multimodal (vial, ferroviaria, hidrovía y multiducto (energía, combustibles, agua, granos, etc.)) que recorra el país desde La Quiaca hasta Ushuaia, programada para llegar hasta el Caribe, rodeando la cordillera de los Andes por su faldeo oriental, para vincular fuertemente a todos los países hispano parlantes suramericanos con los cuales tenemos una historia liberadora en común.
Ejecutar un Programa de Desarrollo de una Industria Pesada propia e independiente (combustibles, nuclear, satelital, química pesada, industria militar, desarrollo y/o modernización de los sistemas de transporte, vanguardia cibernética, etc.)
Debemos asegurar y organizar todo el autoabastecimiento interno mediante una industria liviana simbiótica (sin residuos), e impulsar a la mayor parte de la producción agropecuaria hacia los cultivos y ganadería orgánica, impulsando los productos autóctonos, estableciendo estímulos que diferencien la producción por regiones y disminuyendo progresivamente la agricultura “industrial” destinada especialmente a la exportación de productos a granel, pues cada tres barcos de granos que se exportan, uno de ellos se llena con nuestros nutrientes que son un bien agotable.
Necesitamos reorganizar nuestro sistema de defensa, destinado a proteger nuestras riquezas.
Las nuevas hipótesis de conflicto se deben satisfacer mediante una combinación de fuerzas disuasorias convencionales y sistemas de resistencia basados en la Guerra Asimétrica, lo que implica absorber sistemáticamente y de inmediato a toda la población desocupada, sobre todo a la más degradada, incorporándola a un servicio cívico-militar que les brinde salud, educación, ingresos, viviendas dignas y capacitación laboral.
Suramérica está despertando, y la Argentina y los argentinos debemos asumir la responsabilidad que nos cabe, porque somos el país más importante de este Continente. Brasil es el más grande, pero nosotros somos el país más importante, tanto por nuestra historia, como por nuestras capacidades y creatividad.
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